miércoles, 25 de agosto de 2010

Un juego de poleas y contrapesos

Hace cuatro meses decidí que mi peso ya era más que suficiente, sobre todo más del suficiente. Empecé por abandonar los helados recurrentes, no quiero ni calcular los kilos y kilos de mascarpone y chocolate almendrado que comí este verano. El primer mes ya bajé un kilogramo de peso. El mismo día que me pesé caminé veinte pasos desde la farmacia hasta el gimnasio y me anoté. Empecé tiernamente a hacer gimnasia localizada y un método de tortura llamado G.A.P., que significa dolor en glúteos, abdomen y piernas al día siguiente. Pese a reírme bastante de mi muy mal estado físico, junto con algunas bochornosas clases de aeróbics poco coordinado, bajé en tres meses tres kilogramos más. Hoy en un acto de valentía, y con el ansia de bajar aún unos cuatro kilitos más, me inscribí en la sala de musculación. El profesor, un chico joven y atlético como debe ser, fue muy amable y paciente con mi torpeza. Al comienzo me trabé en la bicicleta fija, no entendí que si uno saca los piecitos de los pedales, los pedales continúan girando raudamente a la misma velocidad que cuando estaban los piecitos. Al parecer es necesario disminuir lentamente la velocidad antes de osar bajarse de la bicicleta. El resto de los ejercicios fue más exitoso, con el mínimo de pesas obviamente. Algo me dice que mañana me va a doler todo, menos el orgullo que quedo en su máximo esplendor.

2 comentarios:

  1. Me causo mucha gracia lo de la bici.

    Yo ayer empeze a salir a caminar un poco, hoy camine otro tanto (hora y media o mas...)
    La pierna que esta avisandondo que ya no quiere caminar. Espero hacerla cambiar de opinion para mañana a la mañana...

    No queda otra, yo tambien tengo que bajar unos (muchos) kilitos

    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Lau, no pain no gain!!!

    ResponderEliminar